LLEVADOS POR EL PLACER
El mundo del deseo humano tiene más sombras que cualquier película de Hollywood. La columnista de sexo Karley Sciortino se reúne con la dominatriz profesional, Mistress Dee para hablar sobre lo que sucede cuando interpretas algunas de las fantasías más intrigantes de la vida...
Mistress Dee ha trabajado como dominatriz durante seis años. Es demasiado perfecta para este trabajo: cabello negro azabache, piel blanca como la nieve y una intimidante figura de reloj de arena. Es como si hubiera nacido para abusar. Dee vive y trabaja principalmente en Nueva York, pero viaja a diferentes partes del mundo con hombres que buscan sus excepcionales habilidades de dominación. Es el tipo de persona que, cuando le preguntan qué hizo el fin de semana, dirá algo como: "Oh, ya sabes, viajé a París para secuestrar a un hombre de negocios". Es informal. Pero lo más interesante de Dee y de su papel dominante es su capacidad para darle vida a algunas de las fantasías más excepcionales y complejas del mundo.
Mucha gente cree que el papel de una dominatriz es simplemente dominar y abusar de las personas. No se dan cuenta de que a menudo las sesiones se organizan en función de los deseos específicos del cliente. ¿Dirías que tu trabajo es llevar a cabo las "fantasías" de tus clientes de una manera creíble o placentera?
Mistress Dee: En cierta forma, es un poco de ambas. Hay diferentes tipos de dominadoras, al igual que hay distintos tipos de abogados, cocineros o cualquier otra cosa. Algunas dominadoras sienten que su servicio debe de ser el de interpretar tal cual las fantasías de otras personas. Personalmente, yo empiezo diciendo: "dame tu lista completa de intereses", así comienzan a contarme sus fantasías, y también una lista de sus límites. Esto me da una idea de su panorama mental. Por eso en la sesión no sólo me encargo de lo que quieren, sino de lo que tal vez no saben que quieren. Esto es lo que me da poder. Siempre tengo que abordar suficientes intereses del cliente para que siga queriendo jugar este juego, porque es una especie de juego. Te aparta de la realidad, eso es lo que lo convierte en sadomasoquismo, y no sólo abuso físico o psicológico. No le puedo decir al cliente que haga lo que yo quiero directamente porque entonces no querría volver a tener una sesión conmigo y, definitivamente, una de mis fantasías es ganar mucho dinero, por eso necesito clientes.
¿Trabajar como dominadora ha afectado a tus propias fantasías?
Desde luego que soy menos caliente de lo que era antes, en mi vida normal. Aunque nunca he tenido, y nunca tendré sexo con mis clientes, hay mucha energía sexual que se descarga y se reabsorbe. No deja mucho para mi vida personal. Es muy gracioso, hace unos cuatro años que comencé a empecé tener una nueva fantasía: ¡un anhelo de vainilla! Tener todas estas experiencias transaccionales, intensas y obscenas con cientos de personas diferentes me hizo anhelar algo estable, tierno, hermoso, romántico... Mi primera reacción fue: "¡Wow, qué raro, algo debe de estar mal!" Pero paso demasiado tiempo teniendo compasión las extrañas fantasías de otras personas que trataba de no no condenarme por ello. Ahora, se me hace muy gracioso que entre más pervertido es mi trabajo, tengo más ganas de algo tierno y normal.
¿Cuál es la fantasía más común que te piden tus clientes?
Una que me aburre bastante es la fantasía del hombre modesto que es seducido por la mujer poderosa y sexualmente segura. Quieren que la mujer perfecta-- hermosa, sexy, inteligente, divertida, misteriosa— los lleve a casa y abuse de ellos. Los tipos que tienen esta fantasía generalmente están casados y normalmente no están en el mejor momento de su vida, y ya han pasado sus mejores años.
Tienes "esclavos de la vida", ¿verdad? ¿Son hombres cuya fantasía es la de servirte continuamente, pero quienes no pagan para tener una sesión contigo?
Es correcto. Básicamente son becarios que no reciben dinero y harían cualquier cosa, desde llevarme al aeropuerto, instalarme el aire acondicionado hasta enviarme emails. El más leal que tengo me ha servido por tiempo completo durante dos años desde el Reino Unido. Le he puesto un cinturón de castidad y está disponible 24 horas al día, 7 días a la semana. Duerme con su teléfono para recibir mis llamadas.
¿Alguna vez un cliente te ha pedido una fantasía tan extraña que te ha sorprendido?
Sí, tengo un cliente tremendamente interesante que tiene fantasías muy oscuras y específicas. Reserva sesiones de cinco horas. Es un profesor universitario y es tan inteligente que tengo que pensar detenidamente cómo ser más lista que él. Recientemente me contó que tenía una fantasía en la que yo era el personaje de Snidely en Whiplash, con bigote rizado, una capa y un sombrero.
¡Wow! Todo parece muy complicado.
Sí, me gusta llevarlo al siguiente nivel porque para mí no consiste en sexo, tiene haber algo más. Para mí se convierte en juegos mentales y en una exploración espiritual. Porque ser una dominatriz es algo raro e intenso y, desde luego, todavía es un tabú para la mayor parte de la sociedad. Por eso, para no volverme loca, tengo que crear juegos de rol y fantasías cada vez más cerebrales. Es fascinante haber conocido las fantasías cientos de personas durante los últimos seis años, y es un auténtico regalo haber podido interpretar también muchas de las mías. No mucha gente tiene esa libertad.